Las caligrafías de Miriam Londoño son entramados de la memoria que respiran aire. En ellas se enlazan nombres,
voces e historias de víctimas cual urdimbre textil, uniendo líneas y creando espacios entre ellas. Como partituras
visuales, estas caligrafías llevan impresa una cadencia manual, un ritmo, un color, e incluso la textura del papel del
que están hechas.

El sentido de su obra surge de la ambigüedad entre lo que significa y lo que representa la palabra escrita. Más que
comunicar un contenido preciso, a la manera de un artículo en el diario, busca generar una emoción y evocar la memoria y el recuerdo. La suya no es la descripción detallada de las cosas; su logos y praxis giran alrededor del rastro que las imágenes y las palabras dejan en nuestra mente. Algunas de sus obras están basadas en nombres, firmas autógrafas, de aquellos hombres y mujeres que han desaparecido, víctimas de la violencia que ha cegado sus
vidas o que coartó su libertad. Sus caligrafías, como recursos de la memoria, suman fragmentos de la historia del conflicto reciente del país. Todas ellas encuentran su razón de ser en la necesidad que tiene la artista de entender el drama de la vida, acercarse al dolor sin sentido, conservar el paso del tiempo y atrapar espacios de
silencio que enmarcan la existencia.

J.M. Springer

México, Noviembre, 2017